El traductor especializado

En los últimos años nos estamos encontrando muchos traductores que según su formación universitaria se especializan en varios campos de traducción y varias combinaciones de idiomas.

¿Qué dirían ustedes, gestores de proyectos de traducción, si se encuentran con un traductor de estas características? Parece que no da muy buenos resultados. La razón reside en que abarcar demasiados campos de traducción y demasiadas combinaciones de idiomas nos lleva a un conocimiento muy superficial de todos los campos y de todos los idiomas, dado que es prácticamente imposible tener un conocimiento profundo de todo lo que se plantea.

Un buen traductor debe dominar en profundidad una combinación de idiomas y un campo de traducción.

A modo de ejemplo, citaremos un traductor Inglés-Español especializado en el campo de la traducción jurídica. Este traductor deberá especializarse y conocer la terminología jurídica de la lengua de origen y la de destino. Asimismo, deberá conocer tanto del derecho latino o continental como del anglosajón casi tanto como un abogado o jurista de ambas culturas.

En este caso, el traductor deberá formarse de tal manera que su conocimiento de la traducción jurídica vaya más allá con el paso del tiempo. Es indispensable que vaya haciendo acopio de material de apoyo propio de su campo de trabajo. Herramientas como glosarios, diccionarios monolingües y bilingües tanto generales como jurídicos, material de formación jurídica, documentación online y páginas web de del sector jurídico son indispensables para ser un buen traductor jurídico de Inglés a español. Asimismo, es importante crear bases de datos con locuciones propias del derecho tanto anglosajón como continental. Toda esta documentación de apoyo y herramientas de traducción garantizarán que las traducciones de un traductor jurídico sean de la más elevada calidad.

Después de lo dicho salta a la vista que los traductores no deben sobrecargarse de idiomas y campos de traducción con el objetivo de absorber cada vez más trabajo de clientes directos o de agencias de traducción. Esto solo lleva a que presten un mal servicio ya que no conocen lo suficiente de cada campo de trabajo y de cada idioma y que presten un mal servicio y, por consiguiente, pierdan la confianza de sus clientes

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