Gales es un país bilingüe con inglés y galés como las dos lenguas oficiales. Es por eso que todas las señales de tráfico y los carteles que puedes encontrar en ese país son también bilingües.
Por ello, en un cartel en la ciudad galesa Swansea también querían poner en ambos idiomas el texto que en inglés dice:
«Prohibido el paso a vehículos pesados. Zona residencial» .
La traductora que contactaron para realizar la traducción no estaba en su oficina en el momento que le entró el email de petición y así se lo comunicó a los solicitantes.
» No estoy en la oficina ahora mismo, envíeme el trabajo para traducir.»
Por desgracia la traductora habla galés, idioma en el que aparece su autorespuesta, pero los solicitantes no.
El resultado fue que los solicitantes tomaron la autorespuesta por la traducción y, sin dudarlo, la colocaron en el cartel. Es decir, mientras que los angloparlantes saben que no deben pasar si conducen un vehículo pesado, el hablante de galés solo queda informado de la ausencia de la traductora.
Este accidente solo es uno de los ejemplos de traducción errónea y uno de los muchos indicios de la importancia que tiene la traducción. Lo que es aun peor, es que en muchas otras ocasiones directamente no se contacta con ningún traductor profesional, sino que cualquiera que chapurrea el idioma hace un intento de traducción.
Está claro que para evitar que ocurran estas cosas, es esencial contar con un traductor profesional y que un nativo del idioma en cuestión revise la traducción antes de que se publique.